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miércoles, 19 de junio de 2013

 "Los paisajes del nuevo 
Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama" 
 a cargo de José Arias Martínez, escritor y profesor de literatura española.
 
21 de junio . 19,30 h.
 

"De todos los parajes de la Comunidad de Madrid la Sierra de Guadarrama es el más definido desde el punto de vista geográfico. La ancha franja que ocupa se extiende desde el suroeste hacia el nordeste, llegando alcanzar su mayor altitud en el pico de Peñalara (2430 m), el punto más elevado de la región. La diferencia de altitud entre esta cumbre serrana y la depresión del Tajo, que determina el límite territorial de dicha comunidad por el sur, es de unos dos mil metros, un gran desnivel si se tiene en cuenta que la distancia que hay entre ambas es pequeña. Este acusado perfil configura aspectos muy importantes, como el clima, el suelo, los pisos de vegetación, los cursos fluviales -que forman gargantas de gran valor paisajístico, como la que excava el río Guadarrama en la presa de El Gasco, muy cerca de Galapagar y Torrelodones- y otros. Sin olvidar que esta montaña se proyecta también hacia el norte, pues ocupa territorios segovianos y abulenses, ya en Castilla-León. 

     Si nuestra región en su conjunto constituye un rico y variado mosaico paisajístico, el Guadarrama posee una valiosa gama de parajes de acentuada personalidad que sorprenden enormemente por su singularidad y por su buen estado de conservación, pese a su proximidad a la capital y a su periferia, con su numerosísima población humana. Piénsese, por poner un caso, en la existencia del magnífico circo glaciar de Peñalara.... "casi a las "afueras" de una conurbación de más de seis millones de habitantes....."..... Esta presión, notable en el espacio y en el tiempo, no ha dejado de crecer en los últimos años. Precisamente el jueves día 13 de junio, el Congreso de los Diputados aprobaba, después de casi cien años de repetidas tentativas el "Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama", que afecta tanto a la vertiente castellano-leonesa como madrileña. 

     Pero la Sierra, que es una montaña isla, o "inselberg", oasis en medio de la meseta, además de sus caracteres geomorfológicos propios, detenta unas notables calidades estéticas que no han pasado desapercibidas para generaciones enteras de escritores y pintores de primera fila. Ellos vieron y siguen viendo allí un inagotable manantial de inspiración. Desde el Arcipreste de Hita, allá por el siglo XIV hasta nuestros días, son incesantes las menciones que recibe en la lírica y en la prosa, habiendo también algunas ciertamente relevantes de autores foráneos, mientras que su paso por los lienzos de pintores como Velázquez o Aureliano de Beruete -por citar tan solo dos ejemplos- la incorpora a las escuelas pictóricas más destacadas de nuestro país. Los "montes azules" que cantara Machado se identifican ya desde el siglo XIX con esta sierra, culta e ilustrada por antonomasia, que nos han legado artistas y científicos, junto a los excursionistas pioneros que se aventuraron en su exploración y sus habitantes.

    La reciente declaración del Parque Nacional nos habla, pues, además de su valor, de la necesidad de su conservación. En cierto sentido, y después de tantos años transcurridos desde las primeras iniciativas conservacionistas, es de nuevo una "vuelta" al Guadarrama que recuerda las palabras del ilustre profesor Eduardo Martínez de Pisón: "Son paisajes de volver, no de pasar". 


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